Hacía falta en España una edición actual de Raucho, la primera novela, quizá por eso tan escondida, del argentino Ricardo Güiraldes, uno de los mejores escri- tores de la literatura en español del siglo xx. Y las ra- zones son sencillas: por encima de su valor como una de las obras fundamentales de la literatura gauchesca —esto es, que trata sobre la figura del gaucho, el mí- tico vaquero argentino que da pie a todo un género épico de la narrativa local—, Raucho posee otros valo- res que la conectan muy directamente con los lectores de hoy: la huida a supuestos paraísos de la civilización que acaban mostrándose como verdaderos infiernos capaces de destruir la identidad del visitante, o la inci- tación al contacto con nuestras raíces y la naturaleza. Como novela de aprendizaje y sentimental, Raucho, además, es otra obra, y de las más impactantes, sobre la capacidad destructiva del amor, ese amour fou en el que se enreda el protagonista en el mundo de la bohemia parisina, primer escalón de descenso a un submundo en el que esperan el alcohol, el juego, las drogas, la enfermedad…
La primera edición de Raucho fue publicada en Buenos Aires en 1917, poco después de que el autor la escribiera. La segunda, en España en 1932, luego de su muerte. Al trabajar en la presente contrastando las anteriores, comprobamos que la segunda edición había españolizado diversas expresiones de la origi- nal, sin la participación del autor. Esta edición ligera- mente alterada se ha convertido en la que han segui- do después los editores modernos, al menos ese es el caso de los ejemplos a los que hemos podido acceder.
Por esta razón, nuestra intervención más impor- tante como editores es la de recuperar en la presente edición todos los términos y las expresiones que se habían perdido.
Primera edición (recuperada) | Cambios de editores en segunda edición |
Los episodios inexplicados de las ceremonias inhumatorias (p. 5) | Los episodios inexplicables de las ceremonias inhumatorias |
Don Leandro orilló el suicidio dos meses durante (p. 7) | Don Leandro orilló el suicidio durante dos meses. |
Sin amigos, él que viviera trabajando para los suyos (p. 7) | Sin amigos, él que había vivido trabajando para los suyos |
volvió a tientas la re exión que había nuevamente de hundirlo (p. 7) | volvió a tientas hacia la re exión que había nuevamente de hundirlo |
los árboles en parte perdieran sus hojas (p. 35) | los árboles perdían sus hojas |
el verano con sus soles de granito, con sus quemaduras, con sus secas (p. 37) | el verano con sus soles de granito, con sus quemaduras y secas |
—¡Sosieguensén pues!… (p. 44) Por estas causas, perdieron (p. 45) | —¡Sosiéguense pues!… Por esta causa, perdieron |
entró el pequeño Galván a ser conocido (p. 50) | entró el pequeño Galván a ser reconocido |
visto la presencia de la presunta madre (p. 63) | vista la presencia de la presunta madre |
paspáronse los campos de heladas (p. 86) | pasmáronse los campos de heladas |
tristeza por la separación cercana (p. 114) | tristeza por la separación eterna |
sus troncos, que a dos metros se desgarraban en las primeras ramas (p. 125) | sus troncos, que a dos metros se desgajaban en las primeras ramas |
y en otros gestos o actitudes (p. 125) | y en otros gestos o aptitudes |
visto la pericia de su compañera (p. 154) | vista la pericia de su compañera |
Y vos, ¿hasta cuándo te quedás? (p. 220) | Y vos, ¿hasta cuándo te quedas? |
por el puerto sórdido de Boulogne (p. 221) | por el puerto sólido de Boulogne |
Raucho, que desde los años treinta circulaba un tanto tergiversada, recupera ahora parte de su verdadera identidad.
También hemos llevado a cabo una actualización ortotipográfica, como es habitual en nuestra colec- ción. En cierta medida, ese trabajo acerca la puntua- ción del texto de Güiraldes a la segunda edición, que también actualizaba la ortotipografía, pero evitando algunos de sus excesos, como cierto abuso en la utili- zación de comas no estrictamente necesarias.
Ricardo Güiraldes realiza en Raucho una labor de recuperación del vocabulario del entorno rural gauchesco, que se estaba perdiendo frente al avance de las grandes ciudades sobre el campo, algo muy coherente en relación con los temas de la novela. Hemos renunciado a incluir notas léxicas al pie que pudieran entorpecer la lectura, pero hemos incluido al final de esta edición, para quien quiera adentrarse en una lectura comprensiva, un glosario con todas las palabras que no aparecen en el Diccionario de la Lengua Española (versión electrónica de la vigesimo- tercera edición) de la Real Academia Española, o que aparecen con acepciones distintas de las que se usan en la novela.
Por último, nos gustaría agradecer a nuestro pro- loguista, Pablo Nacach, los muchos valores que apor- ta al libro, entre ellos la excelente contextualización de la novela en la narrativa argentina y su descubri- miento de la actualidad de esta obra, que cuenta con nuestra más absoluta complicidad.