Alfonso Hernández Catá (Aldeadávila de la Ribera, Salamanca, 1885- Río de Janeiro, 1940) fue periodista, diplomático y, como escritor, un cuentista a la altura de Quiroga, Onetti o Cortázar. Su obra se caracterizó por un profundo interés en retratar las diferentes realidades marginales. A través de una prosa ágil y elegante, abarcó temas complejos como la muerte, el tiempo y las enfermedades psíquicas.
De madre cubana y padre español, su corazón siempre perteneció a Cuba. Sin embargo, publicó en España la mayor parte de su obra. El hecho de que ideológicamente se mostrara defensor de la independencia de Cuba es la única explicación de que haya sido olvidado en nuestro país. Sin esta circunstancia y desde un punto de vista literario, debería figurar al frente de la lista de los grandes autores del 98, como el mejor cuentista de la época, junto a Valle-Inclán y Pío Baroja.
Destacó especialmente por su actividad periodística y habilidad en la construcción del cuento, pero también incursionó en la novela (El bebedor de lágrimas),en la poesía (Escala),y en el teatro (El amor tardío).