Todo blog, como todo libro, nace del deseo de comunicar, de compartir con otros aquello que creemos que el olvido no debe dejar atrás. De ahí partimos nosotros, de la necesidad de haceros partícipes de la gran aventura que, desde hace unos meses, disfrutamos.
Esta historia comienza cuando las vidas de un abogado, una filóloga, un antropólogo, una filósofa y una historiadora del arte, se cruzaron en un master de edición y comenzaron a planear la publicación de un libro.
Fue entonces cuando alguien nos habló (Diego, tú sabes quién) de un escritor que podría interesarnos. Un guatemalteco de alma parisina que, como corresponsal de un periódico, había viajado a Francia durante la Primera Guerra Mundial y recopilado sus crónicas en varios libros.
Dispuestos a saber más sobre Gómez Carrillo, pues ese era el nombre del autor, emprendimos su búsqueda en la Biblioteca Nacional. Allí, donde parecía que nadie había mirado en mucho tiempo, encontramos sus obras, desencuadernadas y ya amarillas. A través de esas ediciones de principios de siglo, descubrimos a un escritor que, lejos de relatar en sus crónicas las grandes batallas, había recogido durante su recorrido por la Francia en guerra aquellas pequeñas historias que humanizan los grandes conflictos. Soldados que enloquecen ante la crueldad de lo vivido, ancianos que se resisten a dejar atrás sus hogares, cartas de aquellos que perecieron… De todo esto daba cuenta un texto que, sin duda, merecía ser rescatado de las garras del tiempo.
Así comenzó nuestro viaje como editores por trincheras, por cimas trágicas, por plazas bombardeadas… y nuestra lucha con comas y puntos suspensivos, con mayúsculas y minúsculas, con un texto que, desde el primer momento, nos cautivó y nos puso a prueba. Desde ese día en que apostamos por redescubrir a este autor y dar una segunda vida a su obra, mucho es lo que hemos aprendido como editores y compartido como compañeros de fatiga. Esto es lo que nos disponemos a contaros.