«De lo que se trata es de vivir la vida intensamente, completamente, sin avaricia de pasiones, sin prudencias inútiles… Hay que verlo todo, amarlo todo, lo bueno como lo malo, lo amargo como lo dulce, lo tranquilo como lo peligroso. Vivir peligrosamente, dice Nietzsche, y eso significa vivir en plena fiebre, sin estar seguro de lo que va uno a hacer al día siguiente, sin saber si unos ojos azules que pasan por la calle no van dentro de un instante a desbaratar nuestra paz, nuestro hogar… Vivir, en fin, vivir en una actividad perpetua, y luego descansar para siempre».
Enrique Gómez Carrillo, en una entrevista con El caballero audaz.