¿Tan bajo he caído como para ser objeto de lástima? —se dijo Charlotte—. ¿No visitará la voz de la aprobación mis oídos?, ¿y no tendré jamás una amiga cuyo rostro dibuje una sonrisa allá donde me encuentre? ¡Ay, cuán imprudente, cuán terriblemente imprudente he sido! No sé qué me es más doloroso, si las miradas de desprecio o las de compasión que se dibujan en las expresiones de las de mi propio género. Todas son igual de humillantes. ¡Ay!, mis queridos padres, si pudieseis ver ahora a la niña de vuestro corazón, la hija a quien tanto amasteis, sola, sin sociedad, sobrellevando las horas aciagas de su profundo arrepentimiento y la angustia de su corazón, sin amigas a quien confiar sus penas, sin su bienamada madre…; ninguna mujer de bien habrá de dejarse ver en mi compañía. Tan bajo ha caído vuestra Charlotte que ni tan siquiera puede asociarse a la infamia.
Charlotte Temple llega por primera vez a España doscientos años después de su publicación en 1791. Uno de los mayores best sellers de la historia cultural norteamericana, con más de un millón y medio de lectores, sigue siendo hoy una referencia clave para entender aquella época, de la que vienen estos lodos… Ningún lector, por lo demás, podrá sustraerse al hechizo de la desgracia, que se retuerce aquí sobre sí misma atrapando a los personajes en una trama entre el folletín y la pesadilla.