El autor
Justo Sierra O ́Reilly (Tixcacaltuyú, México, 1814 – Mérida, México, 1861) fue el hijo natural de un cura español y de María Sierra O ́Reilly. Tal vez para enmascarar sus orígenes ilegítimos, tomó el seudónimo de José Turrisa, anagrama de su nombre, con el que firmó en todas las revistas que fundó y que, si resultaba necesario, escribía en su totalidad, a la manera de los fanzines. En estas publicaciones, con cabeceras como El Museo Yucateco o El Fénix, publicó por entregas buena parte de sus obras de madurez: El filibustero (1841) o La hija del judío (1849). Aventura y política se entremezclan en sus escritos y en su vida. En 1847, ante la amenaza de una insurrección maya, viajó a Estados Unidos en busca de ayuda para salvar a la población blanca de la península de Yucatán. Los norteamericanos no le hicieron demasiado caso. De ese periplo nació el libro Diario de nuestro viaje a los Estados Unidos (1851), que dedicó a su esposa, Concepción Méndez Echazarreta. Sus influencias declaradas son los escritores románticos de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Pero si Walter Scott, Bulwer Lytton y Víctor Hugo son el whisky de malta, el rosbif y el bouef bourguignon de la novela histórica europea, la literatura de Justo Sierra sabe un poco a chilaquiles en salsa verde.
Murió de lepra con apenas 46 años, tiempo después de publicar la premonitoria novela Un año en el hospital de San Lázaro (1846), sobre esta enfermedad.