¿Por qué el libro no se titula El pirata? Sería más fácil, ¿no?
Más fácil puede ser, pero históricamente correcto, no. Nuestro querido autor, Justo Sierra O’Reilly —el literato, jurista, político e historiador que difundía la historia de Yucatán, México a través de revistas culturales— salpicaba sus narrativas con hechos y figuras históricos. En 1841 El filibustero apareció en la revista El Museo Yucateco. La trama de la novela y de la historia real sucede en agosto de 1633 cuando Diego el Mulato y 500 hombres desembarcaron en la costa de San Román. Lucharon en las calles y las plazuelas hasta que los españoles se retiraron al convento de San Francisco.
Los primeros filibusteros llegaron a la costa de San Francisco de Campeche en el año 1559. En 1675, el capitán inglés William Dampier confirmó que había unos 250 filibusteros entre ingleses, irlandeses, holandeses, escoceses y portugueses. Los Tratados de Madrid entre España e Inglaterra y de Utrecht en 1713 finalizaron 128 años de piratería en las costas de Campeche.
La palabra “filibustero” viene del francés filibustier, del inglés free-booter, y, a su vez, del neerlandés vrijbuiter. Filibustero significa “el que hace botín libremente.” Al igual que los piratas, los filibusteros saqueaban y quemaban las casas, mataban a todos los que impedían los robos, incluso raptaban a las mujeres. Lo que diferencia a los filibusteros de los piratas es que los filibusteros no robaban y huían enseguida, sino que se quedaban allí en las costas donde saqueaban y construían casas con los árboles y arbustos que se hallaban en la tierra.
Los filibusteros, entre ellos, Diego el Mulato, no eran piratas típicos, así pues merecen este nombre distinto.