Estaban solos en la choza; la choza estaba sola en la montaña; la montaña estaba sola en la sierra infinita. Sin embargo, la india Manuela sentía miedo, miedo de que la oyera el viento.
Ocho historias de violencia escritas con la sangre de sus personajes. En el imaginario de José de la Cuadra, la realidad atropella la inocencia de los niños, los hombres disparan contra los intentos de rebeldía de las mujeres, la injusticia niega a los débiles el privilegio de la humanidad. Este es el legado brutal de uno de los padres escondidos de la más grande literatura hispanoamericana. Hoy duele como entonces.
«José de la Cuadra es antecesor de Gabriel García Márquez y uno de los pioneros del realismo mágico y aun de lo real maravilloso de Alejo Carpentier» (Luis A. Aguilar Monsalve).